sábado, 20 de septiembre de 2014

Mateo 19, 30 y 20, 16

Muchos que ahora son los primeros serán últimos, y otros que ahora son últimos serán primeros.
Los trabajadores de la viña: “Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un propietario salió de madrugada a contratar trabajadores para su viña. Se puso de acuerdo con ellos para pagarles una moneda de pata al día, y los envió a su viña.
Salió de nuevo hacia las nueve de la mañana, y al ver en la plaza a otros que estaban desocupados. Les dijo: Vayan ustedes también a mi viña y les pagare lo que sea justo. Y fueron a trabajar.
Salió otra vez al medio día, y luego a las tres de la tarde, e hizo lo mismo. Ya era la ultima hora del día, la undécima, cuando salió otra vez y vio otra vez a otros que estaban allí parados. Les pregunto: ¿Por qué se han quedado todo el día sin hacer nada? Contestaron ellos: Porque nadie nos ha contratado. Y les dijo: Vayan ustedes también a trabajar a mi viña.
Al anochecer, dijo el dueño de la viña a su mayordomo: Llama a los trabajadores y págales su jornal, empezando por los últimos y terminando con los primeros. Vinieron los que habían ido a trabajar a última hora, y cada uno recibió un denario (una moneda de plata). Cuando llego el turno de los primeros, pensaron que iban a recibir mas, pero también recibieron cada uno un denario. Por eso, mientras se les pagaba, protestaban contra el propietario.
Decían: Estos últimos trabajaron apenas una hora, y los consideras igual que a nosotros, que hemos aguantado todo el día entero soportando lo mas pesado del calor. El dueño contesto a uno de ellos: Amigo, yo no he sido injusto contigo, ¿No hemos acordado en un denario al día? Toma lo que te corresponde y márchate. Yo quiero dar al último lo mismo que a ti. ¿no tengo derecho a llevar mis cosas de la manera que quiero? ¿O será porque soy generoso y tu envidioso? Así sucederá los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos.”
Palabra del Señor.

Comentario

Es muy importante que atendamos a lo que exigen estos primeros contratos. Porque, a simple vista, su pedido es justo: cobrar proporcionalmente las horas trabajadas. Pero el Reino tiene otros criterios. Ya sea que se esté poco o mucho, la recompensa siempre es Dios, porque nuestra ganancia no está en la proporción del trabajo, sino en el trabajo mismo, sin importar cuánto esfuerzo material entreguemos en esta empresa.
Los primeros, son los primeros que escucharon y decidieron seguir a JESUS. Los últimos, son los últimos en escuchar la palabra de DIOS, tal vez los pecadores. Y tanto los primeros como los últimos todos recibirán la gracia de DIOS, todos recibirán la salvación, ya que la salvación es la mima para todos.


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