sábado, 26 de marzo de 2016

Lucas 24; 1 – 12

El primer día de la semana, muy temprano, fueron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Pero se encontraron con una novedad: La piedra que cerraba el sepulcro había sido removida, y al entrar no encontraron el cuerpo del SEÑOR JESUS.
No saben que pensar, pero en ese momento vieron a dos hombres con ropas fulgurantes. Estaban tan asustadas que no se atrevieron a levantar los ojos del suelo. Pero ellos le dijeron: ¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No esta aquí resucitó. Recuerden lo que les dijo cuando aún estaba en Galilea. El Hijo del Hombre debe ser entregado en manos de los pecadores y debe ser crucificado, y al tercer día resucitara. Ellas entonces recordaron las palabras de JESUS.
Al volver del sepulcro, le contaron a los once y a todos los demás lo que les había sucedido. Las que hablaban eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago. Además las demás mujeres que estaban con ellas decían lo mismo a los apóstoles. Pero no les creyeron, y esta novedad le pareció puro cuento.
Pedro, sin embargo,  se levanto y fue corriendo al sepulcro, se agacho y no vio mas que los lienzos, por lo que volvió a casa preguntándose por lo ocurrido.
Palabra del Señor.

Comentario

Hoy pasaremos por todos los estados de ánimo de aquellas discípulas desconcertadas, asustadas, pero también convencidas al anunciar la Resurrección. Y en nuestro entorno, tal vez encontremos también descreimiento y que nos traten de locos o de ingenuos por creer “estas cosas”. Nosotros seguiremos llevando esta Buena Noticia, que cambia la vida de todos los que la aceptan con corazón sencillo: Dios Padre resucitó a Jesús, nuestro hermano. Él no nos dejará en la oscuridad de la muerte.


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