viernes, 18 de enero de 2013


Siracides 11

No te desconciertes por el éxito del pecador, confía en el SEÑOR y persevera en tu labor. Porque es cosa fácil para el SEÑOR enriquecer rápidamente, de una vez al pobre.
La bendición del SEÑOR es la recompensa del hombre piadoso; en un instante hace florecer su bendición.
No digas ¿De que tengo necesidad?, o, ¿Qué bienes mas podría desear?
No digas: tengo bastante, ¿Qué desgracia podría pasarme?
En el día bueno se olvidan los males, y en el día malo los bienes.
Al SEÑOR le es fácil, pagar en el ultimo día, pagar al hombre según sus caminos.

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