miércoles, 23 de enero de 2013


Siracides 12

Pues el propio Altísimo tiene horror de los pecadores y devolverá la venganza a los impíos.
Da al hombre bueno, pero no vayas en ayuda del pecador.
El amigo no se volverá adversario en la prosperidad ni en la adversidad se ocultara el enemigo.
Cuando el hombre es feliz, sus enemigos se desaniman; cuando es desdichado, hasta sus amigos lo  abandonan.
No te fíes jamás de un enemigo; así como el bronce se cubre de oxido, así hace su maldad.
Aunque haga el humilde y camine agachado, cuídate y desconfía de el; mas bien obra con el mas bien  como quien pule el bronce, sábete que su moho no resistirá hasta el fin.

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