miércoles, 25 de junio de 2014

El árbol se conoce por sus frutos Mateo 7; 15 – 20

Cuídense de los falsos profetas; se presentan ante ustedes con piel de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Ustedes los reconocerán por sus frutos, ¿Cosecharán ustedes uvas de los espinos, o higos de los cardones?
Lo mismo pasa con un árbol sano; da buenos frutos, mientras que el árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede dar frutos malos, como tampoco un árbol malo puede producir frutos buenos. Todo árbol que no da buenos frutos, se corta y se echa al fuego. Por lo tanto,  ustedes los reconocerán por sus obras.

Comentario

¿Con qué criterio hacer un discernimiento sobre los maestros, pastores y predicadores que anuncian la Palabra de Dios? El criterio para discernir no lo dan las palabras, sino las obras. Es en los hechos concretos donde se expresa el testimonio de la fe auténtica.



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