martes, 10 de junio de 2014

Sal y luz (Mateo 5; 13-16)

Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo podrá ser salada de nuevo? Ya no sirve para nada, por lo que se tira afuera y es pisoteada por la gente.
Ustedes son la sal del mundo, ¿cómo se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte? Nadie enciende una lámpara para taparla con un cajón. La ponen mas bien sobre un candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al PADRE de ustedes que esta en los cielos.

Comentario

Sal y luz, sabor e irrupción en la oscuridad del mundo. Somos cristianos y tenemos una responsabilidad. No podemos escaparnos de lo que somos ni de lo que tenemos que hacer. Porque justamente, el mundo necesita esa luz que nosotros tenemos.



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