jueves, 1 de mayo de 2014

Mateo 13; 54 – 58

Un día se fue a su pueblo y enseño a su gente en la sinagoga. Todos quedaban maravillados y se preguntaban: ¿de donde le viene esa sabiduría?  ¿Y de donde esos milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¡pero si su madre es maría, y sus hermanos son Santiago y José, y Simón, y Judas! Sus hermanas también están todas entre nosotros, ¿no es cierto? ¿De donde, entonces, le viene todo eso? Ellos se escandalizaban y no lo reconocían.
Entonces JESUS les dijo: “Si hay un lugar donde un profeta es despreciado, es su patria y en su propia familia” Y como no creían en El no hizo allí muchos milagros.

Comentario

En un pueblo pequeño como Nazaret, el oficio del varón funcionaba a modo de apellido para identificar a la familia que conformaba. Así, Jesús es “el hijo del carpintero” y un vecino más. Esta circunstancia se convirtió en un obstáculo para que los aldeanos pudieran percibir el poder de Dios que obraba en Jesús. No pudieron comprender que el Reino de Dios está escondido en lo sencillo, familiar y pequeño que tenemos cerca.



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