lunes, 4 de julio de 2016

Antífona de entrada          cf. Sal 47, 10-11

En tu santo templo, Señor, evocamos tu misericordia; la gloria de tu nombre llega hasta los confines de la tierra. Tu derecha está llena de justicia.

Mateo 9; 18 – 26

Mientras JESUS hablaba, llego un jefe de los Judíos, se postró delante de El y le dijo: Mi hija se acaba de morir, pero ven, pon tu mano sobre ella, y vivirá. JESUS se levantó y lo siguió junto con sus Discípulos.
Mientras iba caminando, una mujer que desde hacía ocho años padecía de hemorragias, se acercó por detrás y le toco el fleco de su manto. Pues ella pensaba: Con solo tocar su manto, me salvare. JESUS se dio vuelta y, al verla, le dijo: “Ánimo, hija; tu fe te ha salvado” Y desde aquel momento la mujer quedo sana.
Al llegar JESUS a la casa del jefe, vio a los flautistas y el alboroto de la gente. Entonces les dijo: “Váyanse, la niña no ha muerto, sino que esta dormida.” Ellos se burlaban de El. Después que echaron a toda la gente, JESUS entro, tomo a la niña por la mano, y la niña se levanto. El hecho se divulgó por toda la región.
Palabra del Señor.

Comentario

¿Se puede creer y esperar un cambio de situación cuando la muerte invade la vida? Este hombre no se rindió y provocó ese cambio, enseñando así a no sucumbir ante el mal ni dejarse vencer por la desesperanza.

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