sábado, 9 de julio de 2016

Evangelio     Lc 1, 39-47

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Durante su embarazo, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”. María dijo entonces: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador”.
Palabra del Señor.

Comentario


Isabel proclama, en un maravilloso canto, que María es feliz por haber creído. Sin dudas esa es una de las mayores felicidades: creer. Así podemos poder poner la vida en las manos de Dios y vivir confiados en su amor.

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