martes, 19 de abril de 2016

Antífona de entrada          Apoc 19, 7. 6

Alegrémonos, regocijémonos y demos gloria a Dios, porque el Señor, nuestro Dios, el Todopoderoso, ha establecido su reino. Aleluya.

Juan 10; 22 – 30

Era invierno y en Jerusalén se celebraba la fiesta de la dedicación del Templo. JESUS se paseaba en el Templo, por el pórtico de Salomón, cuando los Judíos lo rodearon y le dijeron: ¿Hasta cuando nos vas a tener en suspenso? Si tu eres el Mesías, dínoslo claramente.
JESUS les respondió: “Ya se los he dicho, pero ustedes no creen. Las obras que YO hago en nombre de mi PADRE manifiestan quien soy YO. Pero ustedes no creen porque ustedes no son ovejas mías.
Mis ovejas escuchan mi voz y YO las conozco. Ellas me siguen, y YO les doy vida eterna. No perecerán y nadie las arrebatará jamás de mi mano. Aquello que el PADRE me ha dado lo supera todo, y nadie puede arrebatarlo de la mano de mi PADRE. YO y el PADRE somos una sola cosa.”
Palabra del Señor.

Comentario

Jesús no esquiva ni la pregunta de los judíos ni la respuesta correspondiente: él es el Mesías. Pero ahora él revela más: anuncia su unidad con el Padre. Esto podría ser un buen esquema de búsqueda de la verdad, en el que los buscadores preguntan y el encontrado responde y se revela.

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