domingo, 10 de abril de 2016

Antífona de entrada          cf. Sal 65, 1-2

Aclame al Señor toda la tierra. Canten la gloria de su Nombre. Aleluya.

Juan 21; 1 – 14

Después de esto, nuevamente se manifestó JESUS a sus Discípulos a orilla del lago Tiberíades. Y se manifestó como sigue: Estaban reunidos Simón Pedro, Tomás el mellizo, Natanael, de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos Discípulos. Simón Pedro les dijo: Voy a pescar, Contestaron: Vamos también nosotros contigo. Salieron, pues, y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
Al amanecer, JESUS estaba parado en la orilla pero los Discípulos no sabían que era El. JESUS les dijo: “Muchachos, ¿tienen algo de comer?” Le contestaron: Nada. Entonces JESUS les dijo: “Echen la red a la derecha y encontrarán pesca” Echaron la red, y no tenían fuerza para recoger la gran cantidad de peces.
El Discípulo al que JESUS amaba dijo a Simón Pedro: Es el SEÑOR. Apenas Pedro oyó decir que era el SEÑOR, se puso la ropa, pues estaba sin nada, y se hecho al agua. Los otros Discípulos llegaron con  la barca (de hecho no estaban lejos, a unos cien metros de la orilla) arrastraban la red llena de peces.
Al bajar a tierra encontraron el fuego encendido, pescado sobre las brasas y pan, JESUS les dijo: “Traigan alguno de los pescados que acaban de sacar” Simón Pedro subió a la Barca y saco la red llena con ciento cincuenta y tres pescados grandes. Y a pesar de que hubieran tantos, no se rompió la red.
Entonces JESUS les dijo: “Vengan a desayunar” Ninguno de los Discípulos se atrevió a preguntarle quien era, pues sabían que era el SEÑOR. JESUS se acercó tomó el pan y se los repartió. Lo mismo hizo con los pescados.  
Esta es la tercera vez que JESUS se manifestó a sus Discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Cuando terminaron de comer, JESUS dijo a Simón Pedro por tercera vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?” Pedro se puso tristes al ver que JESUS le preguntaba por tercera vez si lo quería y le contesto: SEÑOR, tú sabes todo, tú sabes que te quiero. Entonces JESUS le dijo: Apacienta mis ovejas.
Palabra del Señor.

Comentario

Ezequiel había profetizado que, en los tiempos mesiánicos, los pescadores recogerían redes llenas de peces que no se romperían (cf. Ez 47). En esta gran pesca, Jesús trae esta abundancia de vida a su comunidad, tal como había dicho: “Vine para que tengan vida en abundancia”. Y la red intacta, sin fisuras, puede convertirse en la figura de la unidad de la Iglesia, donde estemos todos los discípulos y no se pierda ni uno solo.
  

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